25 de diciembre de 2010

Otro cuento de Navidad

La ciudad rebosa felicidad impostada, de cada casa escapa aroma a tópicos y a cordero asado.

El cielo está tintado de violeta, las aceras siguen secas a pesar de la persistente lluvia.

Las luces cruzan las calles, caen en cascada y engañan a la noche con su refulgir intermitente.

Mientras admira el espectáculo navideño en todo su esplendor, sólo el tacto áspero del metal cromado a través del forro del bolsillo del pantalón le dá la calma que echa a faltar entre tanto falso sosiego.

22 de diciembre de 2010

Charco

Antes o después tenía que pasar, 
era inevitable adentrarse en otro charco insalvable.

No es sencillo administrar el delirio.
No resulta fácil perseguir cada noche estelas imaginarias.

Es casi imposible a
bandonar la insana afición 
a pintar las paredes con ensueños 
cuando no se admite a la sensatez 
como compañera de piso.

Hechizo

El sortilegio 
de sus labios entreabiertos y sus ojos fugaces 
me enreda una noche más 
en un reflejo entrecortado de un sueño 
tan carnal como improbable.

Me dejo llevar, 
me envuelvo en la impostura, 
sin pararme a pensar siquiera 
que cuando llegue el día 
no me quedará más remedio que despertar.

Chispa

Un gesto desnudo y minúsculo (quizá inconsciente, quizá largamente meditado) hizo que se incendiara la madrugada.

Y, así, una anodina secuencia de lugares comunes y tópicas palabras vacías abandonadas a su suerte se transformó, por un azar inabarcable (o por un plan perfectamente trazado) en una imparable cadencia de encontronazos con el deseo más crudo.

Y nuestros cuerpos danzaron anudados a una espiral húmeda e intangible hasta el final de la noche.

Aviso luminoso

Esa luz de extrañas formas me ha mordido otra vez esta noche. Es un augurio modélico, sujeto a todos los cánones, una revelación en toda regla. Ha sido mientras soñaba, pero aún siento la dentellada. Ha sido menos cruel que otras veces, pero, aún así, escuece, quema, duele...

21 de diciembre de 2010

Vagabundo

En el bolsillo, unas pocas monedas.

En el zurrón una muda, algunas esperanzas marchitas y todos esos versos derramados en papel mojado en noches eternas de soledad y hastío.

En las piernas, demasiados kilómetros acumulados.

En la frente un asomo de delirio.

En el pecho un temblor.

En el pasado, una equivocación, un portazo a destiempo y una despedida sin adiós.

Hoy, un camino encharcado y mil pasos por dar.

En el horizonte, un atardecer en algún rincón que aún no ha encontrado entre las nubes que desfilan a su alrededor.

Inundación

El diluvio llegó sin aviso y con hambre de varios días. Arrasó con saña todo lo que habíamos construído con esmero y dedicación, formando un riachuelo de escoria que fue empantanando el suelo a su paso. La destrucción fue total,  apenas quedaron en pie dos o tres palabras de despedida y algún recuerdo ajado y maltrecho.

20 de diciembre de 2010

Insistencia

Para salvar de la quema 
un mínimo recuerdo desvaído 
de mi reflejo en tu espejo velado, 
me resisto a desaparecer de las dobleces de tu rutina. 

Puede parecer que sigo atado 
a un pasado que fue derrotado por las prisas,
pero sólo pretendo sobrevivir 
en el mar revuelto de tu realidad.

Realidad inventada

En ocasiones me deleito abrazándo a la realidad ficticia que me espera agazapada entre párrafos y tinta, para no tener que arrimarme muy de golpe a la insana tristeza que se asoma tras las esquinas de la rutina.

Y mientras me dejo llevar, escribo en mi mente sílabas desordenadas, letras sueltas, y aquellos puntos y a parte que debieron ser puntos y seguido.

Siento que navego por un folio a medio escribir, y adivino que los tachones no enmascaran la verdad sangrante que intenté escribir sin pensar en ti, sin pensar en nadie.

Y aunque el miedo se empeñe en empapar los espacios en blanco, aunque la garganta y los dedos tiemblen empastados por las prisas, aunque las dudas habiten entre palabras huecas, sigo atado a la hoja en blanco, esperando respuestas que no he sido capaz de encontrar al otro lado del cristal velado.

Cruzar

No sé si ha sido buena idea cruzar al otro lado del espejo

La imagen que se veía en él era simplemente lo que el vaho quería que se viera de mi mismo 

No soy más que una idea aproximada, un reflejo desvaído. 

Pero ahora ya es demasiado tarde para explicarlo.

Ya no hay marcha atrás.

Trabajo duro

Los sentidos no sirven de mucho cuando el pecho se llena de incertidumbres y deudas con la vida. Pero vaciarlo y llenarlo con renovadas ansias de abrazarse a algún nuevo delirio es una labor casi tan ardua como dejarse arrastrar por la bruma: zozobrar también es un trabajo duro

Oteando

Desde esta posición privilegiada,en lo más alto del acantilado desnudo, miro el horizonte, aún envuelto en neblina, y mientras me dejo mecer por el viento humedecido, imagino todos los puertos en los que aún no he atracado y todos los atajos escondidos entre olas que no he sabido tomar

Dormido

Mientras hilvano y enhebro nuevas verdades,
me voy quedando dormido
acunado por la marea. 

Prometo dejar,
al menos por esta noche,
la puerta de mi cuerpo entreabierta,
para que si algún sueño se pierde,
sepa adónde acudir.

Oasis

Constuyeron un oasis imperfecto en mitad de la agonía del tiempo. 

Pasaron del casi nada al casi todo a través de cientos de pasos repetidos y miles de tropiezos previsibles. 

Y, una vez instalados en la cumbre, defendieron con uñas y dientes el terreno ganado al hastío.

Nombre

Miras entre temblores y brumas la agenda, buscas letra a letra hasta hallar lo que buscas. Un nombre, una escueta sucesión de sílabas. Lo lees como si ya lo huberas olvidado, degustándolo, como si repitiéndolo una y otra vez no se fuera a esfumar nunca de entre tus labios.

Entre los pliegues de tu memoria

Me aventuro, 
me introduzco temeroso
entre las grietas de tu memoria.
Me cruzo con viejos recuerdos
y algunos nuevos,
doy vueltas,
me pierdo,
naufrago,
resurjo.

No encuentro
el lugar de privilegio
que ocupé no hace tanto.

Me acomodo resignado
en un oscuro rinconcito
y espero.

Esfuerzo

Me esfuerzo por cincelar a fuego
las sílabas de mi nombre
en tu cama deshecha,
he de dejar ese mínimo rescoldo
en algún rincón de tus noches,
no me resigno a pasar a engrosar las filas
de los nombres escondidos.

Pero la nada es terca,
el vacío es persistente,
el olvido es un rival demasiado fuerte.

Olvido

Mientras se diluyen, me acompañan en esta nada absurda que me traga los abrazos compartidos,el temblor de tu piel recorrida por mis dedos, las palabras musitadas, los sueños incumplidos... 

Intento anclar mi recuerdo a tu almohada, pero ya está dominada por los tentáculos del olvido.

Evaporado

Cuando empiezo a emborronarme en tus pupilas, cuando noto que me desvanezco un poco más tras cada parpadeo, fluyo por un éter informe que me absorbe, dejando tras de mi una estela translúcida que apenas adivinas, porque ya has dejado de mirarme, porque ya has dejado de soñarme.

Despierto

Mientras crece el hueco en el pecho, infinitos sueños baldíos hacen cola enfrente del cuarto vacío, esperando su momento para aflorar y hacerse fuertes. 

Pero sé cómo luchar contra su hambre atrasada, sólo tengo que acostumbrar mis ojos a la oscuridad, disimular y seguir despierto.

Juego

Aunque las prisas acuciaban
y el tiempo amenazaba con templar el ardor,
aunque aún no compartían sudor ni aliento,
aunque hay caminos de ida que no entienden de atajos...
arriesgaron su resto,
subieron la apuesta,
siguieron jugando al dulce juego
de buscarse sin encontrarse y encontrarse sin buscarse

Haciendo tiempo

Me diluyo en la letanía silenciosa de los segundos machacones y efímeros 
y, mientras intento descifrar el mensaje oculto que se esconde 
tras el parpadeo inconstante de las bombillas moribundas, 
espero ansioso a que el destino firme su sentencia incontestable, 
para poder entender, 
al fin, 
el significado de esta absurda historia inconclusa.

Desvío

Entraron al bar sonriendo, como siempre. Se sentaron y pidieron los dos dry martini de siempre. Bebieron en silencio, mirándose. Al terminar sus copas, como siempre, empezaron a hablar casi en susurros. Aunque todo parecía igual, aquella noche había algo intangible que no era como siempre. No llegaron a comprenderlo, pero un susurro del destino les hizo desviarse de la rutina dulce y marcada por la costumbre, y descarrilaron en la primera curva cerrada que apareció en su trayecto.

Pasa el tiempo

Cada dia que pasa,
tu ausencia se hace más sólida y pétrea.

Cada minuto que paso surcando esta pálida soledad, 
más cerca estoy de la noche, 
más me arrimo a la locura dulce pero infame 
de mirar a la Luna de cerca 
sin nadie que me ate a la tierra que piso.

Cada segundo que no me veo reflejado en tus ojos, 
más rápidos son los giros sobre mi propia sombra, 
con más fuerza me corroe este maldito delirio, 
más difuso se hace el límite entre la triste verdad
y el futuro incierto y cobarde 
que me espera detrás de cada fria esquina.

Ritmos

Cuando más necesito un pequeño indicio de seguridad, 
más rápido fluyes, 
más deprisa te escabuyes ente mis dedos torpes.

Cuanto más preciso de un aliento, 
de una caricia que me rescate del invierno, 
más te evaporas, 
más te licuas, 
sin dejar atrás ni el eco de una palabra,
ni el resquicio de un aroma.

Risa

Reías 
y aunque seguías danzando 
entre memorias torcidas no del todo derrotadas, 
el aroma sutil de tu sonrisa 
embriagaba el aire levemente viciado que flotaba entre nosotros.

Reías, 
y aunque tu risa era aún ligeramente translúcida, 
su caricia me permitió volver a reconocerme 
reflejado en el fondo de tus ojos entreabiertos.

Contracorriente (2)

Los días soleados, vivo adherido a nubes y oscuridades indestructibles, y por más que me afano, no despego los pies del suelo reseco.

Los días de lluvia, planifico saltos y danzas rituales que me ayuden a evitar el gris y a exprimir el paisaje licuado.

Los días en que la niebla lo cubre todo, me empeño en deshacer dudas y azares, en desmarañar ovillos enquistados.

Y los días de tormenta, me aplaco, me calmo, hiberno en un sueño manso y pacificador a la espera de tiempos mejores.

19 de diciembre de 2010

Conocimientos

Abrazados al delirio húmedo del deseo compartido espantaron con dedicación envidiable los fantasmas que anidaban en cada rincón del cuarto barato de hotel en que decidieron descubrirse.

Al día siguiente, al despedirse, aún no sabían sus nombres, pero se conocían perfectamente.

Vueltas

He vuelto.

Ya no soy el mismo. 

Pero tampoco este rincón del mundo 
es igual que el que dejé atrás hace tanto tiempo. 

Los que me esperaban desaparecieron hace mucho. 

Los pocos rescoldos de pasado que seguían prendidos 
se diluyen 
en un mar de cenizas en cuanto me acerco a tocarlos.

Pozo

Resbaló por el pozo del deseo ciego sin poner cuidado en amarrase a alguna certeza. 

Dejó que la pasión desmedida destruyera todo atisbo de razón. 

Se abrazó al delirio dulce de rozar otra piel, sin siquiera tener en cuenta sus propias heridas. 

Al llegar al fondo, se hizo añicos.

Fin

El terco vacío empapó, 
con su absurdo sudor destilado, 
todos los recovecos de nuestro pasado 
a medio construir

La oscuridad, 
obsesiva y hambrienta, 
fue cubriendo en silencio 
las pocas rendijas que quedaban, 
y se extendió sin esfuerzo 
en el espacio que se extendía 
entre nuestros cuerpos dormidos.

Un nuevo día

Saludas el nuevo día intentando vencer a las imágenes borrosas y a los cebos lanzados por el pesaroso silencio del tiempo. 

Despiertas y despedazas la niebla  con las fuerzas recopiladas en los sueños que aún no se han borrado.

Y ríes, y bailas y saltas... a pesar de la tormenta.

Contracorriente

Hay huecos
que aún vacíos,
se llenan de esperanzas.

Hay abismos
que se antojan bordeables,
a pesar del vértigo.

Hay silencios que resuenan más que todos los ruidos.

Hay delirios más reales que lo real.

Incluso, dicen,
hay soledades que no pudren
y sueños que se cruzan con la realidad.

Hoy

Hoy 
la soledad ha dado su último golpe,
el más certero.

Hoy 
he visto la oscuridad de cerca.

Hoy 
me he perdido entre flores artificiales y callejones naturales.

Hoy 
he recobrado mi antigua buena relación con la Luna.

Hoy 
he dejado de ser aquel loco 
que casi es absorbido por ilusiones vacías y sueños felices.

Ilusión baldía

Ha convivido unos días con la ilusión de encontrar la salida, pero la corriente le ha arrastrado y no ha superado la prueba final.

Sigue andando porque intuye que el viento no ha esparcido aún todas las piezas del rompecabezas.

Sólo hay que saber encontrarlas.

Aviso desatendido

Fue un temblor sutil, casi un cosquilleo.

Entregados al ardor, no entendimos que era un aviso de lo que vendría.

Casi sin darnos cuenta, lo que parecía un remanso en mitad del bosque, se convirtió en un erial arrasado por tempestades infinitas y lava hiriente derramada al azar.