11 de marzo de 2011

La madrugada

Al abrigo del temporal, la madrugada se hizo carne, como dictan los cánones, sin que pudiésemos esquivar ni un sólo tópico manido. Al abrigo de un abrazo estrecho y bien hilvanado, la madrugada nos fue devolviendo, sin esfuerzo aparente, todo aquello que nos había ido robando el día.

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