Echo de menos
tus sombras sin luz,
tus dudas,
tus deudas,
tus bajadas sin subida
y tus cuestas empinadas,
tu aliento,
tu piel,
tus cicatrices.
También echo de menos el hueco
que se formaba en mi cuarto
cada vez que te marchabas.
Pero, sobre todas las cosas
lo que más echo de menos
es que me eches de menos.
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