No recordaba en qué momento había tomado la segunda bocacalle a la derecha.
Sería una de esas cosas que se hacen sin pensar en itinerarios ni posibles consecuencias fatales.
Obviamente, se perdió. Y le costó escapar de aquel laberinto de callejas ciegas.
A pesar de los letreros.
A pesar de los espejos.
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