26 de octubre de 2011

1440

Nos dejamos acariciar por el sol y la luna, nos embriagamos de olas y estrellas, dibujamos figuras mitológicas en la arena, nos aprendimos de memoria, e incluso comenzamos a desaprendernos.

Todo ello con la pausa y la dedicación que permiten apenas mil quinientos minutos.

3 comentarios:

  1. Tengo que reflexionar sobre tus textos.
    Es evidente que tienen esencia.
    Un saludo

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  2. Muchas gracias por leer y comentar, 7 Plumas. Y, bueno, si, como dices, mis textos te hacen reflexionar, me alegra enormemente. De veras. Saludos de vuelta.

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