7 de noviembre de 2011

Política ficción (II)

Era el candidato casi perfecto. Sin ambición, sin debilidades y sin deudas que saldar. Poseía firmes ideales, y una honradez sin límites conocidos. Al fin, los ciudadanos tenían en quién confiar.

Obviamente, esto sucedió en un país muy lejano, hace mucho, mucho tiempo.

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