28 de octubre de 2011

The end

Cuando acepté desplazarme a este confín del universo, sabía que antes o después, el reabastecimiento no llegaría a tiempo, y los víveres se acabarían.

Lo sabía.
 
Mientras ultimo los preparativos para mi adiós definitivo, y para espantar los últimos restos de miedo húmedo, apuro las postreras gotas de oxígeno charlando amigablemente con los fantasmas.

Con los de fuera y con los de dentro.

26 de octubre de 2011

Placebo

Hay placeres impostores que apenas maquillan esos dolores enquistados y feroces que tú y yo tan bien conocemos. Pero, a pesar de tener asumida su naturaleza falsaria, me abrazo a ellos como a la última tabla salvadora en mitad de la calma engañosa que surge entre dos tempestades.

1440

Nos dejamos acariciar por el sol y la luna, nos embriagamos de olas y estrellas, dibujamos figuras mitológicas en la arena, nos aprendimos de memoria, e incluso comenzamos a desaprendernos.

Todo ello con la pausa y la dedicación que permiten apenas mil quinientos minutos.

Fluídos

La savia destilada fluyó a través de una casi imperceptible hendidura y comenzó a impregnarlo todo con su dulceamarga e imperecedera caricia. Cuando el fino reguero besó el suelo, se selló un inquebrantable pacto secreto, que pasó desapercibido hasta para los ojos más expertos.

Planteos y replanteos

Harto ya de estar harto (como cantaba Serrat), se plantó.Y una vez plantado, comenzó a replantearse. Cuando creyó terminado el replanteo, resurgieron viejas dudas, por lo que recogió los añicos y los papeles gastados, no fuera a necesitarlos en algún futuro nuevo repunte de hartura.

Sumarísimo

Fue juzgado y condenado, sin previo aviso, y sin derecho a réplica. Le expulsaron de aquel paraíso imperfecto en que últimamente había habitado. Tras escuchar la sentencia (inapelable, como casi todas las sentencias), simplemente pidió unos segundos para habituar sus ojos al cambio de luz.

Entre líneas

Mientras acumulo viejos papeles desgastados, dando formas imposibles y absurdas a los recuerdos, mientras maquillo la noche con nuevas pinturas de guerra, adquiridas deprisa y corriendo en cualquier esquina...percibo que has vuelto, y que me esperas parapetada tras mi vieja colección de metáforas vacías y palabras mojadas.

A pesar del frío que nos envuelve desde hace ya demasiados meses, has dejado de buscar abrigo en letras ajenas o en melodías de paso.

25 de octubre de 2011

Érase una vez...

Amaneció. El cielo seguía algo nublado, pero amaneció.

Como en un cuento de hadas, el final de aquella historia adquirió tonos dulces, y a pesar de las tercas e inevitables nubes, tras mil tribulaciones, dudas y quebraderos, y tras derrotar al inefable ogro sediento de sangre y venganza, todos los personajes volvieron a sus quehaceres diarios, como si nada hubiese ocurrido realmente.

Sucedió en un país cercano.

No hace mucho tiempo.

A la carta

El afilado cuchillo ahonda sin esfuerzo en la carne, y , sin apenas salpicar, va cercenando tejidos, músculos y nervios con cadencia rítmica.

Poco a poco, la pieza (hace unos momentos aún quejumbrosa y temblorosa) queda deshuesada y convenientemente preparada para su degustación.

El autor de tan depurados y precisos movimientos, los ha llevado a cabo quedamente, casi sin dudar, a pesar del hambre atroz, poseído por el espíritu burlón y postmoderno de la cocina creativa.

Cinco y...

Una musiquilla casi inaudible, difuminada por la lejanía.

Un suave olor a sudor e incertidumbre, disimulado por la sal y la brisa.

Unas vistas oblicuas de un paisaje que, instantes antes, creíamos perdido para siempre.

Sabores del pasado levemente maquillados para la ocasión.

El roce de una piel dulcemente temblorosa y otra amargamente insegura...

...Y un cambio de sentido inesperado, una vez superada la dependencia de los sentidos.

Rituales de veranos pasados

Sentado a horcajadas en su silla de enea, al fresco de las noches de agosto, relataba, casi ritualmente, viejas historias (mitad reales, mitad inventadas; siempre las mismas, siempre distintas) ante un público incondicional y a un tiempo severo, formado por un corro hipnotizado de nietos propios y ajenos.

Atila (no)

Comoquiera que se creía en posesión de las verdades ocultas y de una sabiduría a prueba de bombas (de las explosivas y de las otras), decidió tomar el camino de enmedio, y fue impregnando con su pertinaz sequía de ingenio todos los vergeles en que su ego intocable le iba sumergiendo.

Pero, muy a su pesar, la hierba, terca, crecía una y otra vez, a pesar de su empeño por pisarla.

Nostalgias

Juegos en la plaza, carreras por las calles.

El colegio, los amigos y aquellos primeros amores, tan ingenuos como aparentemente eternos.

Tonos sepia, sabores redescubiertos, rumor de recuerdos oxidados...aroma a tiempos maltratados por el tiempo.