18 de mayo de 2012

Ciclos

Un cúmulo de quiebros del azar hizo que diera con sus huesos en la calle justo el mismo día en que los medios de comunicación anunciaban a bombo y platillo el ansiado final de la crisis.

Se convirtió, así, sin comerlo ni beberlo, en un vestigio viviente del pasado reciente, y como tal fue tratado: le colmaron de agasajos en eventos y homenajes que se multiplicaban por todo lo largo y ancho de la geografía, pasando a ocupar en pocos días, un lugar preponderante en el imaginario colectivo... lugar que no abandonó hasta que estalló la siguiente crisis.

2 comentarios:

  1. Los hay que van contra corriente, y es que nunca llueve a gusto de todos, y lo que para uno es bueno, resulta que es malo para otros. Sacrificar lo individual por lo colectivo se intuye la opción más adecuada, algo que en estos tiempos parece no existir, que somos manejados al antojo e interés de unos pocos.
    Un abrazo

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  2. Hola, Cormoran.

    Ante todo, quería pedirte disculpas por mi tardanza en responder, y agradecerte tus siempre amables comentarios.

    Y, efectivamente, o empezamos a primar el colectivo sobre lo individual y empezamos a buscar soluciones por nuestra cuenta, o mal vamos si esperamos que venga alguien a sacarnos las castañas del fuego, me temo.

    Un afectuosísimo saludo.

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