4 de febrero de 2015

Metro

Miras. Te miro.

Me miras. Esquivo tu mirada.
Llevaba mucho tiempo buscándote.
Tú no buscas ya nada, pero el azar ha hecho que tus ojos me encontraran.
Disimulamos.
Jugamos a enredar hilos invisibles sin querer enredarlos y sin querer que dejen de enredarse.
Trazamos mil arabescos  en el aire viciado del vagón semivacío.
Entablamos una conversación callada, un combate dialéctico sin palabras.
Llega el final de tu trayecto.
Miro para otro lado... Nunca he soportado las despedidas.
Segundos después, tu dedo en mi espalda.
Me giro y, mientras parpadeo para espantar lo que creo una alucinación, un delirio o un simple sueño a destiempo, susurras, sin siquiera abrir los labios: "¿Me buscabas?. Siempre he estado aquí. Esperando a que llegara nuestra última parada"

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