Las nubes acarician el suelo con su aliento translúcido y helado.
Las gotas de lluvia se elevan, danzan al azar y dibujan un laberinto de estelas, antes de difuminarse en el infinito del cielo.
Un sinfín de rayos surca las aceras, esquivando los grises edificios y los coches varados.
Los pocos transeuntes que se atreven a retar al viento, corren
cabezaabajo de uno a otro lado, esforzándose por no perder el equilibrio
y por no ensuciar con sus manos el enorme lienzo efímero en que se está
convirtiendo la calle...
... Estampas típicas de invierno a este lado del espejo trucado.
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